La exposición tiene la finalidad genérica de, parafraseando a mi amigo y poeta Joan Manuel Homar, perseverar en el intento de recobrar la pura exaltación del ser, en este caso acotándolo al universo de la danza. El cuerpo humano está impregnado de una enorme belleza y plasticidad, con movimientos, formas, volúmenes, texturas, luces y sombras; todo esto se pone de manifiesto y se potencia con la danza, sea de forma individual o colectiva.
La colección de fotos que se presenta se basa en el trabajo de cinco jóvenes bailarines profesionales (Valeria Jones, Morena Visci, Óscar Sánchez, Lucila Carreida y Brooke de Soto) y de dos bailarinas amateur (Mariona Vidal y Butterfly_senses) que han realizado en un estudio fotográfico, individualmente o en pareja, una serie de figuras de danza. Éstas a menudo implican una gran flexibilidad y dificultad técnica, en algunos casos llegando a la acrobacia, para poder sublimar esta belleza corporal.
Pero no es sólo la estética lo que está en juego en estas figuras: también entran en juego emociones y sentimientos, así como saber expresarlas con el cuerpo y sus movimientos para poder transmitirlas al espectador. Estas personas expresan en cuerpo y alma todo lo que llevan dentro, en una de las formas de comunicación más sutiles, delicadas y sensibles inventadas por los seres humanos.
No quiero esconder, sino todo lo contrario, el enorme esfuerzo de superación personal que hay detrás de estas figuras, que nos hablan de una gran fuerza de voluntad y constancia y que se plasman en unos cuerpos flexibles y musculados capaces de moverse al sonido de la música, pero también, y me atrevería a decir, sobre todo, de las emociones más íntimas. Y todo ese esfuerzo se compensa por una razón muy sencilla, aunque no trivial: es lo que más les gusta hacer en esta vida, es pura pasión hecha movimientos, incluso cuando esa pasión por la danza se convierte en trabajo. En definitiva, está claro que dar rienda suelta a su creatividad, así como llegar a cotas insospechadas de superación personal conllevan una gratificante y enorme satisfacción que, además, les hace sentir especialmente diferentes.